
EDITORIAL

Melany Valdez
07 / 07 / 2024
En la memoria de muchos peruanos, Yola Polastri siempre será la eterna reina de la niñez. Su partida reciente deja un vacío inmenso en nuestros corazones, pero también nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre su legado, un legado de sonrisas, de magia y de alegría desbordante.
Desde su aparición en la televisión peruana, Yola se convirtió en un faro de luz y esperanza para generaciones enteras. Con su carisma inigualable, su energía contagiosa y su amor sincero por los niños, transformó cada programa en diversión y aprendizaje. La imaginación junto a Yola no tenía límites, sus coloridos vestuarios, sus canciones pegajosas y su inagotable entusiasmo nos transportaban a un mundo donde todo era posible.
No solo fue una animadora infantil; fue una guía y una amiga para millones de niños que crecieron viéndola. En cada sonrisa que provocaba, en cada juego que organizaba, Yola dejaba una huella indeleble en nuestros corazones, nos enseñó a soñar, a ser creativos y, sobre todo, a ser felices con las cosas simples de la vida.
Su impacto trascendió la pantalla. dentro de un país con tantas carencias, ella fue un símbolo de esperanza y de perseverancia. Nos mostró que, a pesar de las dificultades, siempre hay espacio para la alegría y la bondad. Cada vez que se encendía el televisor y las cámaras enfocaban su rostro, ella se mostraba con una sonrisa sincera que irradiaba luz y nos contagiaba de sentimientos de emoción.
Hoy, mientras lamentamos su partida, es importante recordar y celebrar su legado. Recordar a Yola es recordar nuestra infancia, es reencontrarnos con esa parte de nosotros que creía en la magia y en los sueños. Su vida y su trabajo nos dejaron una lección invaluable: la felicidad está en dar, en compartir y en amar sin condiciones.
Yola Polastri vivirá por siempre en el corazón de quienes crecimos con ella. Su legado no es solo el de una gran artista, sino el de una persona que dedicó su vida a hacer felices a los demás. En cada sonrisa de un niño, en cada recuerdo de una infancia feliz, ahí estará Yola, iluminandonos desde el cielo con su eterna alegría.
Gracias, Yola, por tantos momentos inolvidables. Tu magia perdurará en cada uno de nosotros, y tu espíritu vivirá eternamente en el corazón del Perú. Descansa en paz, querida Yola. Siempre serás nuestra estrella.
